sábado, 17 de noviembre de 2012

"Ensaio sobre a Cegueira"


José de Sousa Saramago (1922-2010) fue un escritor, periodista y dramaturgo portugués, que nació en el seno de una familia campesina; lo que marcaría por tanto su cultura popular y su ideología política. Debido a los escasos recursos económicos de su familia no pudo terminar sus estudios en la escuela y, consecuentemente, tuvo que comenzar a trabajar. A lo largo de su etapa como escritor y coincidiendo con la dictadura de A. de Oliveira Salazar, sufrió censura y persecución y se afilió al clandestino Partido Comunista Portugués. El estilo de su obra se caracteriza por estar cargado de imaginación e ironía. En este caso, Ensayo sobre la ceguera, presenta una obra con un carácter de denuncia social cargado de un importante simbolismo


En la novela, una epidemia de una ceguera blanca afecta a todo un país (sin especificar). Los individuos se contagian en las situaciones más insospechadas, y la acción del gobierno es poner a las víctimas en cuarentena. La situación resulta insostenible ya que no se puede frenar la enfermedad y toda la sociedad, exceptuando a una mujer (la mujer del médico), padece esta ceguera, que no presenta ningún tipo de razón ni anomalía. Ella hará de guía, de alguna manera en ella recae la responsabilidad. El miedo, el temor y la crisis se apoderan de la sociedad, creando un clima de tensión y deshumanización del ser humano. Obligados a vivir en las condiciones más miserables, en la ruina y la miseria de un mundo que no ve (que no quiere ver). Violaciones, asesinatos, canibalismo, el odio y la rabia se apoderan de su realidad, su única lucha es la lucha por la supervivencia. Lo único importante son ellxs mismxs, seguir vivos, el egoísmo natural; se convierten en seres dominados por instintos primitivos. Les mueve la locura de seguir vivos...

"El miedo ciega, dijo la chica de gafas oscuras, Son palabras ciertas, ya éramos ciegos en el momento en que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el miedo nos mantendrá ciegos,"


"La parábola de los ciegos", Pieter Bruegel "der Ältere" ("el viejo").  

No hay más ciego que el que no quiere ver, desde mi punto de vista el libro se aleja de una ceguera física, va más allá. Representa una ceguera social ante las injusticias y la miseria, una ciega sociedad que se aleja de los problemas. En este sentido, la ignorancia hacia ciertos aspectos, y el hecho de hacernos los desentendidos ante determinadas situaciones significaría que todos seríamos ciegos, omitiríamos la realidad en la que inevitablemente estamos inmersos. Individuos rodeados de destrucción, de la propia destrucción que ellxs mismxs generan, de la propia ruina que ellos se labran. Si el gobierno decide que deben poner a los afectados en cuarentena en un manicomio, ellos mismos se volverán locos, la locura dominará sus vidas. En parte, al desaparecer el orden social se da paso a un caos, a una cierta anarquía en el sentido de desorden, o a un mundo animal en donde sobrevive el más fuerte. Y aquí se refleja el principio de que los hombres en su naturaleza son todos bestias que mantienen algo de moral tan sólo por la visión. Esto se podría relacionar con que nuestras acciones cotidianas están guiadas por impresiones o apariencias que se proyectan hacia el resto de individuos. La sociedad tiene miedo a la diferencia, a lo extraño, a todo aquello que no resulte ordinario, aquello a lo que no se está acostumbrado. Este miedo genera la desesperación, en la novela los ciegos sufren un rechazo social, discriminación, son recluidos y expulsados del mundo normal en el que vivían, mundo sumido en la decadencia de su propio presente.

"Y tú, cómo quieres que siga mirando estas miserias, tenerlas permanentemente ante los ojos y no mover un dedo para ayudar, Ya es mucho lo que haces, Qué hago yo, si mi mayor preocupación es evitar que alguien se dé cuenta de que veo, Algunos llegarán a odiarte por ver, no creas que la ceguera nos ha hecho mejores, Tampoco nos ha hecho peores, Vamos camino de serlo, mira lo que pasa cuando llega el momento de distribuir la comida, Precisamente, una persona que viera podría encargarse de repartir los alimentos entre todos los que están aquí, hacerlo con equidad, con criterio, dejaría de haber protestas, acabarían esas disputas que me enloquecen, no sabes lo que es ver a dos ciegos pegándose, Siempre ha habido peleas, luchar fue siempre, más o menos, una forma de ceguera, Esto es diferente, Haz lo que te parezca, pero no olvides lo que somos aquí, ciegos, simplemente ciegos, ciegos sin retórica ni conmiseraciones, el mundo caritativo y pintoresco de los cieguitos se ha acabado, ahora es el reino duro, cruel e implacable de los ciegos, Si pudieras ver tú lo que yo estoy obligada a ver, querrías ser ciego, Lo creo, pero no es preciso, ciego ya estoy, Perdona, querido, si supieses, Lo sé, lo sé, pasé mi vida mirando al interior de los ojos de la gente, es el único lugar del cuerpo donde tal vez exista un alma, y si se perdieron, Mañana voy a decirles que veo, Ojalá no tengas que arrepentirte, Mañana les diré, hizo una pausa y añadió, A no ser que al fin también yo haya entrado en ese mundo."
(Conversación entre la mujer del médico y su marido).

No sólo se refleja el salvajismo y el egoísmo, sino que también se da pie a la solidaridad de mano de la mujer del médico, la guía; ya que con ella se defiende el uso de la razón  y los sentimientos como medio de supervivencia. El simbolismo mencionado al principio se puede ver en el incendio que se produce en el manicomio, por ese incendio pueden escapar de las cuatro paredes en las que se hallaban encerrados; el símbolo por tanto del fuego como liberación. Esta ceguera social deja abierta una pregunta: ¿es la sociedad quien corrompe al hombre, o es el hombre quien corrompe a la sociedad? 

"Por qué nos hemos quedado ciegos, No lo sé, quizá un día lleguemos a saber la razón, Quieres que te diga lo que estoy pensando, Dime, Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven."


Las balanzas de la justicia.

La diosa de la justicia, en la mitología griega llevaba los ojos vendados como símbolo de imparcialidad, solamente ve lo justo representando la justicia como ciega e imparcial a la hora de aplicar las leyes. Hoy en día, vivimos en un mundo en el que la justicia también tiene los ojos vendados, pero en otro sentido, no ve por sí misma sino por quien la tiene en su mano; pervirtiendo y degenerando su esencia. La justicia en sí es imparcial, pero no los individuos que la tienen en su poder.

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